La biblioteca de Cebolla: 'patria' cultural

J.M.
-

María José, la bibliotecaria, ordena los más de 5.000 libros recibidos en una semana desde toda España para remediar el efecto de la riada. La desesperación ha conmovido incluso al premiadísimo escritor Fernando Aramburu

El escritor Fernando Aramburu ha coronado la cima de la literatura española con el libro ‘Patria’, memoria de los años sangrientos de la banda terrorista ETA. El autor vasco ha ganado, por ejemplo, el Premio Nacional de Narrativa de 2017. Tan laureado literato, probablemente estuviera frente al televisor hace apenas 10 días cuando desfiló por las pantallas la riada que desoló Cebolla y vació la biblioteca. La desesperación de María José, la bibliotecaria desde el año 2000, por la pérdida de unos 10.000 ejemplares hizo cundir la generosidad de muchos españoles, entre ellos la del firmante de ‘Los ojos vacíos’ y ‘’Los peces de la amargura’. El propio Aramburu ha enviado un lote de publicaciones suyas para amamantar a los lectores cebollanos. «Llegó a la gente ver los libros en el lodo», afirma la trabajadora en palabras a este diario mientras atiende también a un repartidor de transporte urgente que estaciona «una furgoneta llena de libros»

María José Olivares, criada en Alcaudete, aprobó la oposición en la biblioteca de Cebolla hace 18 años y aquí facilita la lectura de los 1.600 socios, casi la mitad del pueblo. Dirigía los clubes de lectura y ordenaba los 12.000 volúmenes que ocupaban los anaqueles. Sin embargo, aquel 8 de septiembre, festividad de Nuestra Señora de la Antigua, se fue al garete. Pero en una secuencia precipitada y trepidante, ayuntamientos, bibliotecas y lectores conmocionados de todo el país iniciaron el proceso hercúleo de reparar el desaguisado.

En apenas una semana, la bibliotecaria ha recibido entre 5.000 y 6.000 ejemplares en el salón de actos de la Casa de la Cultura porque el edificio de la biblioteca ha sufrido daños en la estructura por la riada. Con detalles como el de la editorial Random House Mondadori, que ha enviado varias cajas con publicaciones recentísimas. «Nos hacen falta novedades. Se ha perdido mucho porque lo estaba catalogando en la planta baja», detalla por los efectos del desbordamiento del arroyo Sangüesa.

María José daba indicaciones al repartidor, que traía una mercancía procedente de una biblioteca de la provincia de Málaga. «Estoy muy emocionada. Es inimaginable, una maravilla», describe sobre la reacción común procedente de muchas regiones españolas. De la provincia han nacido infinitas campañas de recogida de ejemplares; por ejemplo, en Villanueva de Alcardete, Recas o Pulgar. Sólo de la primera, entregarán más de 300 libros. Y aparte de los libros, llegan más talones a favor de los damnificados, como los 3.544 euros de las rifas y el bingo organizados el pasado fin de semana en Los Cerralbos. «Daros las gracias es poco por lo que estáis haciendo por nuestro pueblo. Muy emotivo el día del pregón, por las palabras de su alcalde, Pedro, con esos vítores hacia nuestra patrona y el pueblo de Cebolla», aplaudía ayer el Ayuntamiento.

Esta cuestación de libros resulta una excepción en España y quizá por eso ese interés unánime por contribuir, aunque sea con esas enciclopedias que ahora se consultan poco. «Que no nos manden más», imploraba sin perder el tono de agradecimiento la bibliotecaria, a quien le queda un incalculable trabajo de clasificación de las aportaciones. A ello dedica siete horas al día, incluidos los sábados.

«La biblioteca pública, paso obligado del conocimiento, constituye un requisito básico de la educación permanente, las decisiones autónomas y el progreso cultural de la persona y los grupos sociales», reproducía de la Unesco el escueto comunicado  oficial del Ayuntamiento de Mijas (Málaga)  al de Cebolla para informar de la donación de libros. Solemnidad que evidencia que España se ha tomado en serio que Cebolla pueda recuperar el oasis de la lectura.