La Diócesis de Albacete ya tiene a su nuevo pastor

A. Díaz
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La Catedral de San Juan Bautista de Albacete, en una multitudinaria Eucaristía, acogió la toma de posesión como obispo de Ángel Fernández Collado y su inicio en el ministerio episcopal

 

Las campanas de la Catedral de San Juan Bautista de Albacete, puntualmente a las 10,30 horas, daban la bienvenida a Ángel Fernández Collado que, acompañado por el nuncio Apostólico, el administrador Apostólico y del arzobispo Primado, llegaba a la puerta del templo donde era recibido por el Cabildo.

Momentos antes decía que «vengo muy contento, con ganas de servir, ayudar a la gente a que quiera más a Dios y entre nosotros. Soy feliz de estar aquí y tengo que ir aprendiendo a conoceos».

El nuncio, Renzo Fratini, en el zaguán de la Catedral decía:«Os presento al que desde ahora presidirá vuestras celebraciones en esta iglesia Catedral como obispo de esta Iglesia de Albacete: el excelentísimo y reverendísimo monseñor Ángel Fernández Collado».

A continuación, Ángel Fernández y sus acompañantes visitaban la capilla del Santísimo Sacramento y oraban, se dirigían  al Camarín de la Virgen de los Llanos, oraba y subía acompañado por el presidente de la Real Asociación, Antonio Fernández Pacheco, para venerar la sagrada imagen.

La Eucaristía, en una Catedral abarrotada de fieles, con 34 cardenales y obispos, más de 200 sacerdotes, diáconos y seminaristas,   comenzaba con unas palabras de monseñor Ciriaco Benavente, administrador apostólico, que presentó la Diócesis al nuevo obispo y lo saludo con afecto. Decía que «tenga la seguridad de que es bienvenido. Albacete, que es tierra buena y mejor gente, le acoge con el corazón y los brazos abiertos. Viene con las mejores credenciales: a querer y queriendo ya esta Iglesia».

Añadaía monseñor Benavente que «Albacete, con un admirable dinamismo industrial, cultural, social y económico, es la ciudad más grande de Castilla-La Mancha, de la que se decía antaño que se venía a ella llorando; ahora se dice que de ella se marcha uno llorando. Y puedo dar testimonio de que es verdad. Le paso el testigo con mucho gusto, con profunda gratitud a esta Iglesia de la que yo he recibido tanto, y que hoy le acoge con todo su amor, como su padre y pastor».

El nuncio, Renzo Fratini, tras mostrar sus gratitud al Señor «por los muchos beneficios que nos concede» expresaba su «cariñosa felicitación a monseñor Fernández Collado, nombrado obispo de Albacete por Su Santidad, el Papa Francisco, después de una generosa dedicación como obispo auxiliar de Toledo, apreciando en él las valoradas cualidades de preparación y cercanía a los sacerdotes y fieles;cualidades reconocidas por todos los que le tratan en su ministerio pastoral. El Santo Padre ha tenido a bien designarle como nuevo pastor de la sede albacetense».

Subrayaba monseñor Fratini que «la Virgen de los Llanos, celestial Patrona, le acompañará siempre en la actividad apostólica, alentando la vida en Cristo». El nuncio, acto seguido, pedía que se mostraran las Letras Apostólicas, el documento por el que el Papa Francisco nombró a Ángel Fernández Collado obispo de la Diócesis de Albacete y era el canciller secretario general del Obispado, Antonio Abellán,  el que mostró al Colegio de Consultores estas Letras Apostólicas, leyéndolas para conocimiento de todos. 

El momento más esperado. Llegó el momento más esperado de la ceremonia entonces. El nuncio invitó a Ángel Fernández a sentarse en la cátedra de la Catedral, lugar litúrgico que sólo puede ocupar el obispo de cada Diócesis y le entregó el báculo, símbolo de la sucesión apostólica. En ese momento,  las campanas anunciaron  a la Diócesis la toma de posesión, monseñor Ángel Fernández ya era obispo de Albacete, el sexto en el orden de sucesión, entonces recibió las muestras de afecto de los presentes en la Catedral.

La celebración continuó ya presidida por el nuevo obispo de Albacete que en su homilía, tras saludar  a todos los presentes, comenzaba situándose «a los pies de la Santísima Virgen María, nuestra Madre del cielo, pidiéndole su protección y auxilio permanentes». Añadía que «como vuestro pastor, yo iré delante de vosotros con mi palabra, mi gobierno, mi oración, mi afecto paternal y cuidado pastoral».

Remarcaba que «en esta nueva etapa pastoral que iniciamos, quiero resaltar que una columna base y vertebral de la vida pastoral en la Diócesis ha de ser la familia y la defensa de la vida. La familia como comunidad de vida y amor, nacida de la unión matrimonial entre dos personas, varón y mujer. La familia, como comunidad de presencia divina, santificada por Jesucristo mediante el sacramento del Matrimonio y fecunda, no solo en la procreación de los hijos, sino también en el servicio a la iglesia particular, a la iglesia de Albacete».

Desvelaba un sueño, al decir que «una Diócesis en donde no hay vocaciones al sacerdocio, y sin él no hay Eucaristía, ni sacramento para el perdón de los pecados, a la vida matrimonial cristiana, y a la vida consagrada, misionera y evangelizadora, es una Diócesis con el corazón debilitado. Por ello, sueño, desde el día en que conocí la designación del Papa Francisco sobre mi persona para ser vuestro Obispo, en establecer de nuevo en el territorio de la Diócesis el Seminario Menor y Mayor».

Terminaba esa homilía con palabras para los jóvenes  que fuisteis los primeros que me acogisteis y sujetasteis en mi pecho y mi corazón el pin con la imagen de la Virgen de los Llanos. Sois mi ilusión y mi esperanza, el presente dinamizador y el futuro renovador de nuestra Diócesis. Vosotros tenéis que ser el motor y la fuerza evangelizadora en todos los ámbitos».

Al concluir la celebración el nuevo obispo de Albacete recibía las felicitaciones de las  numerosas autoridades civiles y militares, así como de los fieles. 

Saludo del presidente. Unas autoridades de todos los ámbitos que quisieron acompañar a Ángel Fernández Collado en su toma de posesión e inicio del ministerio episcopal. Así, el presidente de la Junta, Emiliano García-Page, decía que «es un honor estar en la entrada formal y oficial del nuevo obispo y quiero dirigir unas primeras palabras para Don Ciriaco, que creo que ha sido un magnífico pastor, un buen ciudadano comprometido, con un alma especial y le deseamos lo mejor en lo personal, familiar y en su trabajo, que todavía tendrá. También una palabra de enhorabuena, felicitación y alegría personal para el nuevo obispo de Albacete, Ángel Fernández viene de ser obispo auxiliar en Toledo, nos conocemos desde hace muchos años y puedo decir que es muy buena persona y sobre todo muy sensible  en la atención a los que son  creyentes y con quien no lo son, sinceramente».

El alcalde de Albacete, Manuel Serrano, por su parte, decía «que en Toledo ya notan la ausencia del nuevo obispo de Albacete, don Ángel Fernández, y aquí lo acogemos con los brazos abiertos. Es importantísimo continuar con el legado de don Ciriaco. En definitiva,  la confianza en nosotros mismos y la fe es importante  para hacer ciudad, para hacer provincia, para la Diócesis».

Una intensa ceremonia que se vivió en la Catedral de San Juan, abarrotada de fieles que vivieron intensamente un día tan especial, en el que no faltó la música, con el Coro de Nuestra Señora de Fátima.