Laura se situó junto a una columna después de escuchar los gritos de un guarda de seguridad que así lo recomendaba, y comenzó a marearse por el movimiento. Al salir a la calle, "tráfico horrible, ambulancias, policía militar y bomberos, calles colapsadas" además del daño ocasionado en algunas cúpulas o cornisas de edificios antiguos, y tras ello, el "extraño silencio" que se normalizaba según se alejaba del centro. "Es increíble como en cuestión de un minuto se puede crear una situación tan caótica", dice.