Acompañado por tres miembros de la Junta Directiva del colectivo, que apoyan y defienden su labor como cabeza visible de la asociación, Prado detalló que es la segunda agresión que sufre por parte de la misma persona y que además de heridas fue insultado gravemente en el trayecto que va desde su vivienda hasta una cafetería cercana, hasta donde le siguió el supuesto agresor.
Eran alrededor de las 11 de la mañana cuando Prado salió de su vivienda y se encontró con el familiar del hostelero, de quien ya sufrió otra agresión -dijo- y al que el juez obliga a no hablarse tras la vista judicial producida hace unos meses. Por ello, Prado asegura que le vio pero siguió su camino hasta que éste comenzó a insultarle con un «hijo de puta, te voy a matar» y abalanzándose sobre él, arañándole y mordiéndole provocándo heridas aún visibles ayer. El presidente de San Jerónimo se dirigió a la cafetería en la que había quedado siendo seguido por el presunto agresor, que decidió marcharse al ver que el local tenía más clientes en su interior.
José Luis Prado interpuso una nueva denuncia en la Comisaría de Policía Nacional y tras ello se dirigió al hospital, mostrando el parte de lesiones del Sescam.
Aún sin una explicación clara, tanto Prado como el resto de compañeros de la asociación «sospechan» que la agresión puede venir motivada por ser José Luis Prado la «cabeza visible» del colectivo y por luchar este «por el bienestar de la zona y que la hostelería no se convierta en molestias para los vecinos y en detrimento del turismo». En este sentido, tanto Prado como el secretario, Antonio Jiménez, dejaron claro que desde San Jerónimo «no estamos en contra del desarrollo de la actividad hostelera pero sí queremos que las cosas se hagan siguiendo la normativa vigente»; no obstante, aseguran que quien tiene competencias en materia de licencias y permisos es el Ayuntamiento, no una asociación de vecinos.
Los representantes de San Jerónimo defienden su actuación para garantizar el bienestar de los habitantes del Casco Antiguo de Talavera «y que no se convierta en un vertedero», y para ello, han detallado los escritos remitidos al Ayuntamiento para reclamar que se abran los negocios con todos los permisos pertinentes, proyectos, que se cumplan los horarios de cierre, o la limpieza necesaria en las fachadas y puertas de los locales en el marco de la zona antigua de la ciudad regida por el Plan Especial de la Villa.
Desde el colectivo vecinal, uno de los más activos de la ciudad desde hace años, confían en que desde el Consistorio no se les esté poniendo como «cabeza de turco» o responsables de las dificultades administrativas para abrir un local hostelero en el Casco porque «nosotros no tenemos potestad, ni poder ni autoridad para cerrar ningún bar», insistieron.